Mi Camino Hacia la Superación
Llegué a Narconon Sonora en el punto más crítico de mi vida. Mi consumo era extremo, sufría alucinaciones y vivía completamente fuera de tiempo presente. Aunque ya había intentado rehabilitarme en un anexo en Tijuana, no logré superar mi adicción. Mi infancia fue muy buena; tuve todo lo necesario gracias a mis padres. Aunque pasamos momentos muy difíciles y enfrentamos situaciones duras, siempre conté con el amor incondicional de mi madre, y eso era suficiente para mí. De niño, era un soñador. Me gustaba imaginar historias y jugar solo, ya que mi hermano mayor, a quien quiero mucho, no jugaba mucho conmigo porque no tenia tiempo. Soñaba con ser soldado y vivía en un mundo de fantasías. Mis padres, que eran docentes, siempre fueron estrictos conmigo. Me exigían buenas calificaciones y disciplina, algo que en su momento me parecía difícil, pero hoy estoy agradecido, porque sé que solo querían lo mejor para mí. Todo cambió en la adolescencia. A los 13 años comencé a consumir cigarro y alcohol, y rápidamente pasé a la marihuana. Mis padres notaron cambios en mí y empezaron a identificar signos de consumo, pero yo siempre evadía sus preguntas. Usar drogas me hacía sentir superior, como si fuera mejor que los demás. Pero esa falsa sensación de poder me llevó a caminos oscuros. Pensaba que era “cool” que los demás supieran que me drogaba.
A los 18 años ya era dependiente del cristal y el clonazepam. Necesitaba consumirlos al despertar y antes de dormir para poder funcionar. Aunque sabía que tenía un problema, seguía asistiendo a la universidad y nunca dejé los estudios. Un día, mi hermano decidió internarme en un centro de rehabilitación. Al principio no quería, pero terminé aceptando y cumplí todo el tratamiento.
Pensé que había superado mi adicción, pero un año después recaí, esta vez con antidepresivos. Quería evitar las drogas recreativas, pero la verdad es que solo buscaba sentirme drogado nuevamente. Después probé estimulantes y experimenté con extracto de DMT, fumándolo por un tiempo, hasta que finalmente recaí en el cristal.
Cuando llegué a Narconon, el proceso fue muy duro. Tenía un consumo tan fuerte que viví muchas emociones negativas, como enojo y tristeza. Pero poco a poco, conforme fui desintoxicando mi cuerpo, empecé a sentirme mejor físicamente, y eso me ayudó a recuperar mi vida.
Fue en la academia donde realmente volví al tiempo presente. Por primera vez, sentí que estaba superando verdaderamente mi adicción. Mi mente finalmente encontró paz, y esas voces que antes me atormentaban desaparecieron.
Los cursos finales marcaron un antes y un después en mi vida. Descubrí quiénes habían afectado mi vida y cómo podía liberarme de esas influencias. Durante el curso de valores, sentí como si una telaraña se deshiciera de mi mente. Por fin pude ver la luz. La mayor ganancia fue recuperar mis emociones: volví a sentir alegría y felicidad, algo que pensé que había perdido para siempre.
“Estoy a unos pocos días de haberme titulado como Licenciado en Economía y Finanzas. Mi meta ahora es encontrar un buen trabajo, tener estabilidad y estudiar un posgrado”.
Hoy me siento renovado y lleno de esperanza. Narconon no solo me ayudó a superar mi adicción, sino que me dio las herramientas para construir un futuro mejor. Estoy a unos pocos días de haberme titulado como Licenciado en Economía y Finanzas. Mi meta ahora es encontrar un buen trabajo, tener estabilidad y estudiar un posgrado.
Estoy profundamente agradecido con mi familia por no rendirse conmigo y con Narconon por darme una nueva oportunidad. Por fin puedo decir que estoy libre de adicciones, en paz conmigo mismo y listo para vivir plenamente.
Roberto, Graduado de Narconon Navojoa