Me junté con las personas equivocadas y caí en drogas

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Daniela tiene 23 años, una hija de 4 y un futuro lleno de ilusiones, debido al proceso de rehabilitación que vive actualmente en Narconon, Sonora, para dejar atrás la adicción al cristal. “Yo ganaba muy bien en mi trabajo, incluso podía cubrir las cuotas de la universidad de mi hermana, los gastos de mi mamá y de mi hija. Eran cuatro bocas qué alimentar.

“Me fui a trabajar en la central de abastos como ‘desayunera´ – en su ciudad natal, ubicada en el centro del país-. Como la demanda económica era alta en casa, me puse a trabajar en segundo y tercer turno, con un horario de las 4 de la mañana a 9 pm.

“Sí era un desgaste laboral porque en la Central el esfuerzo físico es muy fuerte y llegó al punto que después de los tres meses, mi cuerpo me dijo: tengo sueño y necesito un descanso. Aparecieron las malas amistades que me dijeron: no te preocupes, aquí tenemos la solución. Entonces conocí el cristal, con mis compañeros de trabajo.”

La familia de Daniela está formada por su mamá que es médico, su papá abogado, su hermana recién egresada de la carrera de medicina y la persona que confía en ella más que en nadie: su hija. “En la infancia era toda una junior, porque me daban todo lo que la niña quisiera, debido a que mis papás están divorciados. Mi papá se fue de la ciudad y mi mamá tenía que trabajar para sacarnos adelante. Entonces viví mucho con niñeras.

“Siempre he sido muy sociable y popular, me gusta mucho juntarme con amigos. Así fue desde la primaria, hasta la preparatoria. Ya en la secundaria empecé a tener amigos que fumaban y tomaban. A los 15 empezarnos las juntadas para la ‘pisteadera’ y la ‘fumadera’. A mí me gustaba ir a las fiestas porque yo quería bailar; sí tomaba, pero no en un grado excesivo, no necesitaba alcoholizarme para divertirme.

“Empecé a consumir drogas en el año 2020, cuando llegó la pandemia. En ese entonces sucedió que la economía familiar falló. Mi mamá acababa de abrir su consultorio, estaba nuevo y adquirimos a crédito una casa nueva. Yo ya trabajaba vendiendo cosméticos y en aquel entonces vendía muy bien. Solo que a partir de la pandemia nadie quería que la visitara o le untara tratamientos faciales. Se cayeron las ventas, mi mamá dejó de dar consultas y ya no pudimos cubrir tantos gastos.

“Un día reviso el refrigerador y veo que no tengo nada para alimentar a mi hija. Entonces entendí que debía encontrar un trabajo viable económicamente. La mejor opción que encontré fue en la central de abastos. En mi vida había ido solo dos veces a ese lugar, así que fue un cambio radical, de un círculo social a otro.

“En aquel lugar se manejan las drogas como si fueran papas; o sea, se ofrecen y consumen como cualquier cosa. A mis 20 años no había escuchado tanto sobre drogas, empecé a ver cómo fluían e incluso cómo los chalanes se drogaban frente a sus patrones y no les decían nada, con tal de que siguieran trabajando.

“Empecé a familiarizarme con el ambiente. Yo tenía algunos gastos fuertes que cubrir en casa y necesitaba ese sueldo. El desgaste por el trabajo era cada vez mayor. En algún momento me ofrecen droga para aguantar el ritmo, yo me estaba durmiendo y pensé: voy a probar, yo creo que no pasa nada. La consumí y seguí trabajando. Esa noche no dormí y sentí mucha energía.

“Consumía en cantidades pequeñas, solo para el trabajo, no para el cotorreo. En ese momento inhalaba una o dos líneas para aguantar el desgaste laboral.

“Cuando dejé de trabajar porque decidí terminar la prepa, me salí pensando que no era adicta. Y realmente lo creía, porque sentía que consumía poco. Creía que tenía el control. Entonces pretendo dejar la droga y conozco la abstinencia. Allí empieza el infierno.”

En la próxima entrega de esta crónica, Daniela vive las consecuencias de la adicción al cristal, la complejidad del desempleo y problemas familiares. “Sí me he portado mal, pero considero que no debo ser tratada peor que un animal”.

Las personas interesadas en recibir informes para la rehabilitación propia o de algún familiar, así como las empresas que deseen recibir asesoría preventiva en adicciones para sus grupos de interés, pueden comunicarse a través de distintas vías.

AUTOR

Alfonso Rodriguez

Secretario al Público Narconon Sonora

NARCONON NAVOJOA

EDUCACIÓN Y REHABILITACIÓN DE DROGAS