El Despertar de las 4:30 AM: El Día que Elegí Vivir

Hoy se cumplen 9 años desde aquel día que marcó un antes y un después en mi vida. Recuerdo claramente aquella madrugada en que llegué a Narconon Navojoa, alrededor de las 4:30 de la mañana. Venía agotado física y emocionalmente, sin saber exactamente qué me esperaba, pero cargando con una necesidad inmensa de cambiar, de detener el consumo de alcohol que por más de 30 años había gobernado mi existencia.
En ese momento, mi vida era una mezcla de miedos, dudas profundas y resentimientos acumulados. Me sentía perdido, cansado y sin rumbo. Pero, al mismo tiempo, dentro de mí quedaba una chispa de esperanza, un deseo sincero de transformación. Esa chispa fue suficiente para dar el primer paso, y fue ahí donde realmente comenzó mi camino hacia la recuperación.
Al llegar al programa, no imaginaba la magnitud del proceso que estaba por vivir. Día con día fui descubriendo herramientas, fortaleza y claridad que no sabía que tenía. El recorrido no fue sencillo: implicó enfrentar mi historia, mis errores y mis emociones, pero también implicó reconocer mi valor, mis capacidades y todo lo que aún podía construir para mi futuro.
Gracias a Dios, al increíble staff de Narconon Navojoa, a mis compañeros que compartieron conmigo cada etapa del proceso, y gracias también a mí mismo—por no rendirme, por seguir adelante incluso en los momentos más difíciles—logré salir de ese infierno en el que vivía. Encontré la paz, el propósito y la sobriedad que durante tantos años creí inalcanzables.
Hoy, nueve años después, camino con orgullo y gratitud. No solo recuperé mi vida, sino que ahora tengo la oportunidad de ayudar a otras personas a liberarse del mundo de las adicciones, un mundo que conozco bien y del que sé lo difícil que es salir sin apoyo. Poder acompañar a otros en su proceso, verlos levantarse y reconstruirse, es una experiencia profundamente gratificante y llena de significado.
A todas las personas que han formado parte de este recorrido, les doy las gracias de corazón. Gracias José Inés, Alfonso y Nora por su apoyo incondicional, por sus palabras, su guía y su presencia en momentos decisivos. Cada uno ha dejado una huella en mi vida.
A seguir floreciendo, prosperando y construyendo una vida llena de claridad, propósito y libertad. La sobriedad es un regalo, y cada día es una nueva oportunidad para honrarlo.
Eduardo, Graduado de Narconon Navojoa


