Cuando las segundas oportunidades llegan a tiempo: Jonathan y su renacer

Jonathan G.G.A., Graduado Narconon Navojoa

Mi infancia fue un tiempo de felicidad y amor. Mi familia siempre me consintió y me hizo sentir querido. Pero la vida a veces toma giros inesperados, y la pérdida de mi primo marcó un antes y un después en mi vida. Fue un golpe emocional muy fuerte que, sin saberlo, abriría la puerta a decisiones que cambiarían mi camino.

El primer acercamiento a las drogas fue a través de un primo. Fue quien me ofreció marihuana por primera vez. Al principio no entendía el impacto que esto tendría, pero con el tiempo me vi envuelto en un ciclo que no podía romper. Empecé con marihuana, luego vino el “perico”, y finalmente el cristal. Durante seis años estuve atrapado en este espiral autodestructivo. Lo que comenzó como algo ocasional se convirtió en una adicción que gobernaba mi vida.

Mi familia fue una de las primeras víctimas de mis decisiones. Poco a poco, fui perdiendo su confianza, y verlos cada vez más afectados por mi comportamiento era devastador. Mi abuela enfermó, y yo sabía que mi adicción estaba contribuyendo a su deterioro. También perdí a mis amigos, quienes se fueron alejando al ver en lo que me había convertido. Me cerré muchas puertas y vi cómo todo se desmoronaba a mi alrededor.

Físicamente, estaba irreconocible. Mi cuerpo estaba deteriorado, flaco y descuidado. Mi apariencia reflejaba el caos interno que vivía. Emocionalmente, no me importaba nada ni nadie, y socialmente, mi “círculo” se reducía a dos supuestos amigos que no me ayudaban a mejorar. Fue entonces cuando toqué fondo. Una golpiza que recibí me hizo darme cuenta de que no podía seguir así. Decidí buscar ayuda, y fue entonces cuando llegué a Narconon.

Ingresar al programa fue aterrador al principio. Recuerdo sentir miedo, pensando que sería otra experiencia negativa en mi vida. Pero rápidamente me di cuenta de que Narconon era diferente. Los primeros días fueron difíciles, especialmente porque la ansiedad era intensa. Sin embargo, con el paso del tiempo, comencé a notar cambios. Día a día, la ansiedad disminuía, y poco a poco, sentía que mi cuerpo y mi mente regresaban a un estado de normalidad.

El programa de sauna fue una de las etapas más impactantes para mí. Cada día que pasaba en esta etapa sentía menos deseos de consumir. Mi cuerpo recuperaba fuerza, mi energía regresaba, y el cambio físico era evidente. El deseo de consumir desaparecía poco a poco, y con ello, empezaba a recuperar mi vida.

Hoy, miro hacia atrás y no puedo creer lo lejos que he llegado. Me siento feliz, fuerte, tanto física como emocionalmente, y lleno de deseos de salir adelante. Mi relación con mi familia ha cambiado por completo; ahora hay confianza, amor y un verdadero apoyo mutuo. He conseguido un trabajo, y por primera vez en mucho tiempo, estoy cumpliendo mis metas. He aprendido a rodearme de personas que suman a mi vida, y siento una paz inmensa al saber que mi familia está bien.

“A las personas que están luchando con una adicción, les digo desde lo más profundo de mi corazón: esta es la mejor decisión que pueden tomar.”

Aunque tengo una corta edad, he aprendido que con determinación y el apoyo adecuado se puede salir adelante. Narconon no solo me dio las herramientas para superar mi adicción, sino que también me enseñó a enfrentar el mundo con confianza y esperanza. Si están buscando ayuda, no tengan miedo. En Narconon encontrarán el apoyo que tanto necesitan y descubrirán una nueva forma de vivir.

¡Gracias, Narconon, por devolverme la vida y la esperanza!

—Jonathan G.G.A., Graduado Narconon Navojoa


AUTOR

Alfonso Rodriguez

Secretario al Público Narconon Sonora

NARCONON NAVOJOA

EDUCACIÓN Y REHABILITACIÓN DE DROGAS