Mi Última Esperanza

Carlos Armando, Graduado Narconon Navojoa
Carlos A., Graduado Narconon Navojoa
 

A la edad de 13 años probé el cigarro y el alcohol, lo hice para no parecer un niño y mostrarme como alguien con una personalidad más interesante. Un par de años más tarde conocí la marihuana y me gustó la sensación que producía, por lo que a los 18 años mi consumo era diario y todo el tiempo. Recuerdo que mi actitud era muy cínica al respecto, no tenía reservas al mostrarme consumiendo, me gustaba infundir miedo a los demás y veía que con una actitud desafiante obtenía un respeto por parte de los demás.

Me gustó vivir en ese mundo de mentiras, en un inicio no tenía consecuencias aparentes ni tenía conciencia de que en un futuro las iba a tener, por lo que poco tiempo después conocí la cocaína. Mi conducta desafiante era más pronunciada y eso hizo que comenzara a meterme en más líos, la gente no confiaba en mí, me tenía miedo y eso me gustaba. La adrenalina de los problemas con la policía me atraía y sentía que ya no podía tener reparo en mi consumo.

A los 24 años sufrí una sobredosis de cocaína por primera vez y también, por primera vez paré el consumo. Sin embargo, al no haber tratado el problema de raíz, al poco tiempo intensifiqué su uso y conocí la piedra, por lo que a los 26 años tuve una sobredosis de esta última droga.

Para la edad de 28 años ya había estado en diversos centros, clínicas y anexos para intentar rehabilitarme, desafortunadamente nunca tuve éxito y las recaídas eran inminentes y cada vez más fuertes. Durante este tiempo, dañé mucho a mi familia y a los amigos sinceros que alguna vez tuve, también perdí muchos trabajos y estuve inmerso en un ambiente delincuencial por lo que conocí el reclusorio. La adicción me transformó como persona y destruyó muchas posibilidades de crecer en todos los ámbitos.

Para los 30 años mi deterioro físico y emocional fue tal que estuve en situación de calle. De vez en vez tocaba base con la realidad, definitivamente no me gustaba en quien me había convertido y la única solución la encontraba en una dosis adicional. No obstante, mi interior me indicaba que debía parar y hacer algo al respecto, nuevamente intenté rehabilitarme para pegar los pedazos rotos de mi vida y nuevamente caí al fondo.

Un día no pude más y quise acabar con todo, me sentía abatido, la soledad y la desesperanza me acompañaban todo el tiempo. Mi único pensamiento de aquel día fue terminar con mi vida de manera voluntaria, afortunadamente mi familia llegó a tiempo para impedir que me hiciera daño, el objetivo de aquella providencial visita fue hablarme acerca de Narconon.

Acepté hacer el Programa de Narconon en Navojoa porque sentía que era mi última esperanza para vivir y, a pesar de todo eso, cuando llegué al Centro estaba muerto por dentro o así parecía. Mi semblante estaba totalmente desencajado, me sentía desgastado, impotente, desvalorizado e incapaz de salir de la adicción, hundido en dolor y depresión. Con este panorama inicié la mejor aventura de mi vida, con todo en contra, pero con fe de que todo cambiaría para bien.

Después de tantos años de consumo, me sentía temeroso por pasar la primera etapa del Programa que es la Retirada Libre de Drogas. No obstante, gracias a los cuidados del staff pude pasar lo mejor posible las molestias de la abstinencia.

La segunda etapa que realicé fue la Desintoxicación de la Nueva Vida, se trata de una combinación de ejercicio, sudado en calor seco de sauna y un régimen alimenticio. A lo largo del proceso fui percibiendo como mi cuerpo iba eliminando todas los residuos de las drogas que se habían convertido en toxinas. Un día volví a tener un cuerpo limpio y, con ello, una mente mucho más clara, de pronto mis pensamientos o recuerdos acerca de las drogas no me dirigían a la necesidad imperante de volver a consumir.

“Este fue el paso que me devolvió la esperanza para lograr una vida libre de drogas de manera definitiva”.

La siguiente etapa que realicé fueron Los Objetivos, se trata de una serie de ejercicios que ayudan a la persona a dirigir su atención hacia el entorno presente e inmediato. Gracias a estos procesos pude darme cuenta de que, durante el tiempo de consumo, viví en una realidad alterna que sólo yo comprendía al estar totalmente anestesiado por las drogas.

Gracias a estos ejercicios recuperé habilidades que había perdido y adquirí otras nuevas, tales como: el valor del tiempo presente; aprendí a pasar a través de situaciones que considero complicadas y cómo manejarlas; tener una mejor comunicación; así como tomar decisiones y ejercerlas con límites, orden, responsabilidad y estructura.

En definitiva, todas estas habilidades son muy útiles en el día a día y me ayudarán a resolver diversas áreas de vida como la personal, de pareja, familiar, laboral y en sí para tener una mejor relación con la sociedad.

La última etapa que realicé fueron los cursos de Destrezas para la Vida, gracias a ellos pude recordar muchos valores que mis padres me inculcaron, conocía la ética, la honestidad y la justicia en su sentido más profundo. Por primera vez sentí que tenía la oportunidad de resarcir todo el daño que por años causé a quienes más quiero, este hecho me hizo sentir muy bien por la esperanza de forjar un mundo mejor para ellos.

Sin lugar a duda, Narconon tiene la capacidad para ayudar a muchas personas que en este momento están sufriendo la pesadilla de una adicción. Lo más duro para mí fue querer dejar de consumir y sentirme atrapado por no poder, ahogado en dolor y depresión.

Por ello, día a día me esfuerzo por incrementar mis capacidades al formarme como Especialista en Adicciones. Mi meta se convirtió en ser una guía para ayudar a las personas y a sus familias que están metidas en este terrible problema.

Narconon un día se convirtió en mi última esperanza para tener una mejor vida, una libre de adicciones. Por ello, quiero expresar un agradecimiento puntual a quienes hicieron posible que esto sucediera:

“Mi agradecimiento profundo es para mis padres quienes me apoyaron incondicionalmente e hicieron posible mi llegada a Narconon.

A mis hijos y a sus madres, por creer que podría lograr una vida libre de drogas, siempre obtuve su apoyo sincero y desinteresado, su amor y compañía.

Al personal de Narconon Navojoa por su entrega apasionada en la labor más noble que pueda existir: ayudar a otro ser humano.

A mí, por haberme aferrado a la última bocanada de esperanza”.

Carlos A., Graduado Narconon Navojoa

AUTOR
CZ

Cristina Zazueta

NARCONON NAVOJOA

EDUCACIÓN Y REHABILITACIÓN DE DROGAS