Del Infierno a la Esperanza: La Transformadora Historia de Cristian
Mi nombre es Cristian, tengo 33 años, y quiero compartirles cómo pasé del sufrimiento a la esperanza, del dolor a la felicidad, y cómo, después de años de lucha, logré encontrar una nueva vida gracias a Narconon Sonora.
Mi infancia fue un torbellino de emociones. El divorcio de mis padres me marcó profundamente; me sentía enojado con ellos y con el mundo. Incluso dejé de creer en Dios, porque iba a la iglesia y le pedía que mis papás se reconciliaran, pero nunca pasó. Durante años viví con ese enojo, sin entender que, a veces, las separaciones son necesarias. Hoy comprendo que fue lo mejor para ellos, porque ahora están bien por separado.
Mi adolescencia fue una etapa de rebeldía y caos. Me metía en problemas constantemente; no pasaba mucho tiempo sin que la escuela llamara a mi mamá para informarle de mis desórdenes. Era como si todo el enojo y la frustración de mi niñez se desbordaran en malas decisiones. Ahí fue cuando comencé a experimentar con cigarrillos, luego alcohol, y poco a poco fui probando otras sustancias.
A los 19 años, probé el cristal por primera vez. Recuerdo que fueron mis supuestos amigos quienes me ofrecieron, y acepté sin pensar en las consecuencias. Desde ese día, mi vida se convirtió en un infierno. El cristal me arrebató todo: mi salud, mi tranquilidad, mi capacidad de pensar con claridad, e incluso a las personas que más amaba. Cada día giraba en torno a conseguir más y consumir. Perdí trabajos, amistades y casi a mi familia.
Pasé por seis anexos diferentes, pero nada funcionaba. En esos lugares me encerraban y me aislaban. En lugar de sentirme apoyado, sentía que me estaban castigando por mis errores. Mi madre nunca dejó de buscar ayuda para mí, pero la frustración de no encontrar un lugar que realmente me ayudara me hacía sentir que nunca saldría de esa pesadilla.
Cuando llegué a Narconon Sonora, todo cambió. Desde el primer día, supe que era diferente. Aquí no me encerraron ni me aislaron; me dieron herramientas reales para reconstruir mi vida. El programa no solo se enfocó en liberarme de las drogas, sino en fortalecerme física y mentalmente. Tomé vitaminas para recuperar mi energía, pasé por sesiones de sauna que me ayudaron a desintoxicar mi cuerpo, y realicé cursos que me enseñaron a ser una mejor persona, a comprenderme y a tomar control de mi vida.
Por primera vez, me sentí libre y con esperanza. Comprendí que tenía el poder de cambiar mi destino y que no estaba solo en este camino. Mi madre siempre estuvo ahí, apoyándome y creyendo en mí, incluso cuando yo había perdido la fe en mí mismo.
Hoy puedo decir que mi vida ha dado un giro completo. Me siento fuerte, con claridad mental y con metas claras. Quiero salir adelante, estar con mi familia, y vivir una vida tranquila, lejos de los vicios. Narconon no solo me ayudó a superar mi adicción, sino que me devolvió la oportunidad de ser feliz y de construir un futuro mejor.
“Agradezco profundamente a mi mamá por nunca rendirse y al equipo de Narconon Sonora por creer en mí y darme las herramientas para salir adelante”.
Agradezco profundamente a mi mamá por nunca rendirse y al equipo de Narconon Sonora por creer en mí y darme las herramientas para salir adelante. Si yo pude superar este infierno, estoy seguro de que muchos otros también pueden.
¡Gracias, Narconon, por devolverme la vida!
Cristian, Graduado de Narconon Navojoa