Vivir con valores significa una vida con propósito

 

Entre los 10 y los 12 años comencé a consumir alcohol, el modo en el cual yo me divertía no correspondía a un niño o alguien que estaba en la pubertad que buscan estar en un equipo de futbol o de básquetbol. Desde muy joven me gustó andar de fiesta y mis padres vivían con mucha preocupación, desde esa edad tenían que irme a buscar porque yo a veces no llegaba a dormir a la casa. Nunca me di cuenta de que ese modo de diversión implicó que la inocencia de la niñez se fuera en un abrir y cerrar de ojos. Cuando cumplí 14 años un amigo me ofreció marihuana y acepté, en un inicio no me gustó la sensación que me produjo, sin embargo, al poco tiempo le encontré el gusto y quedé atrapado en la cárcel de la adicción a las drogas y al alcohol.

No pasó mucho tiempo para comenzar a tener problemas en todos lados y, como era de esperarse, abandoné los estudios con un nivel de secundaria trunca. Mis padres de la preocupación pasaron a la decepción porque iba en una espiral descendente sin freno, ellos no sabían qué hacer, especialmente mi mamá que se iba apagando internamente con mi consumo que cada vez era más frecuente. Mi comportamiento cambió y me volví alguien con mucha ira porque no sabía cómo manejar mis emociones, mis padres, mi familia, mis amigos y, en sí, toda la gente que me rodeaba me tenía miedo.

“Todo era un desorden en mi vida, cuando estaba en la calle consumiendo no pensaba en nada, sólo quería terminar con esos destellos de conciencia al recordar todo lo que había dañado y esa sensación, sólo era callada con más y más droga”.

Mis padres de manera recurrente me ofrecían ayuda, misma que de manera instantánea rechazaba. Hasta que un día me encontré muy desesperado por cambiar y no sabía el camino de salida y fue la primera vez que pedí ayuda. Desafortunadamente no fue la ayuda adecuada para mí porque me enviaron a un anexo, lugar en el que no encontré lo que buscaba, salí muy enojado por el trato y las condiciones en las que nos tenían. Al no tratar de raíz el problema de la adicción, recaí y de manera más profunda.

Así pasé un tiempo más y cada vez mi condición de vida empeoraba. Hasta que finalmente conocí Narconon en Navojoa, Sonora gracias a un hermano de mi mamá. Mi tío Juan Carlos, quien ya falleció y siempre le estaré agradecido por el enorme gesto que tuvo al compartir lo que sabía de Narconon, junto con mi mamá me platicaron sobre el Programa. Me mostraron un video de las instalaciones y un poco de información sobre todos los procesos, en ese momento, tomé la decisión de tomar mis maletas e irme al Centro, en verdad me sentí con la libertad necesaria para tomar la decisión y terminar con mis problemas.

De manera muy rápida me adapté a la vida en el Centro. Las instalaciones están muy bien, cuenta con todos los elementos para que una persona pase el tiempo que sea necesario de una forma muy digna y confortable, además el trato del staff es muy profesional y cálido. Todos estos elementos me indicaron de que estaba en el lugar correcto.

Todo el tiempo que pasé en Narconon Navojoa fue muy bonito y eso ayudó enormemente a poder concentrarme en el Programa. De principio a fin me gustaron todas las etapas del Programa, me di cuenta de que se trataba de algo muy distinto de lo que había conocido y me gustó el profesionalismo, así como la entrega con la que hacen su trabajo. Me explicaron que cuando tenemos problemas de adicciones, por lo general, tenemos deficiencias nutricionales y sobre todo de vitamina B, por lo cual, me dieron muchos suplementos alimenticios y la comida -además de muy rica- muy sana.

Hice una serie de ejercicios que me ayudaron mucho a fijar la atención en el entorno presente e inmediato, lo cual, fue muy importante para trabajar el problema de la adicción de raíz. Otra de las cosas que me gustó mucho del Programa fue que hice una serie de cursos orientados a tener destrezas para la vida. Con esta serie de cursos aprendí, entre otras cosas, a distinguir el tipo de personas que me rodea para procurar a las amistades que buscan un bienestar para mí y alejarme de quienes sólo me han traído problemas, además me dieron diversas estrategias para alejarme estas personas problemáticas.

El paso que me gustó más fue la Desintoxicación de la Nueva Vida, que es una combinación de ejercicio, sudado en calor seco de sauna y un régimen nutricional específico. No sólo se trata de hacer cuestiones físicas, sino que esta etapa va acompañada de bibliografía específica y, gracias a esta información profesional, pude comprender lo que pasaba en mi cuerpo y en mi mente. Gracias a la eliminación de toxinas me sentí con un cuerpo más limpio, lo que contribuyó a un pensamiento más claro. Lo que más me asombró de este paso es que las ansias por consumir droga se esfumaron.

“Mis metas son terminar los estudios y tener un trabajo estable.
Lo más importante es demostrarle a mi hija que soy una persona productiva y mi mayor deseo es que ella se sienta
orgullosa de su padre”.

Después de que terminé el Programa me doy cuenta de que la comunicación con mi familia mejoró mucho. Nunca fui de demostrar mucho afecto, afortunadamente, hoy a cada rato les digo cuánto los quiero y lo importante que son en mi vida. Hoy platico mucho con ellos, tengo más confianza y les demuestro mi agradecimiento porque fueron el pilar que me impulsó para salir adelante.

Quiero decirles a todas las personas que están consumiendo que dejen de hacerlo, que no busquen la salida fácil, que no es la forma de resolver los problemas porque las drogas no llevan a nada bueno. Es muy importante saber pedir ayuda y aceptarla, solo de la mano de unos profesionales logré la estabilidad física y mental, confrontar los problemas para resolverlos, así como recuperé la ética.

“Me di cuenta de que vivir con valores significa una vida con propósito y dirección para alcanzar mis metas y sueños”.

Agradezco a todo el personal de Narconon Navojoa la ayuda que me brindaron y bienvenidos todos los que tomen la decisión de realizar este Programa maravilloso.

Eduardo, Graduado de Narconon Navojoa