Nunca imaginé que aquella infancia perfecta tomaría un giro tan doloroso

Narconon Navojoa

Desde que tengo memoria, mi infancia fue una etapa hermosa. Crecí en un hogar lleno de amor, rodeado de besos, abrazos y el cariño incondicional de mis padres y hermanos. Al ser el menor de la familia, siempre me consentían y apoyaban en todo. Fui un niño feliz, con excelentes calificaciones y siempre participando en deportes como atletismo, karate y natación. Era sociable, lleno de amigos y de alegría. Nunca imaginé que aquella infancia perfecta tomaría un giro tan doloroso.

El cambio comenzó cuando decidí dejar la secundaria donde había estado con mis compañeros de toda la vida para ingresar a una preparatoria más grande y “liberal”. Mi madre no estuvo de acuerdo con esa decisión y me advirtió de los peligros, pero mi necedad me llevó a seguir adelante. Quise un cambio, algo diferente, sin entender que esa decisión me llevaría por un camino oscuro. Pronto, todo lo que había sido orden y estabilidad se convirtió en libertinaje. Quise encajar en todos los grupos, pero el que me convenció fue uno donde las fiestas y el consumo de sustancias eran el centro de todo.

Al principio fue el alcohol, en reuniones escolares. Pensé que era algo "normal" de la edad, algo inofensivo, pero no tardó mucho en volverse un hábito constante. Luego, un "amigo" cercano me ofrecía marihuana. Recuerdo que al inicio dudé, pero accedí... sin saber que ese sería el principio de una adicción que transformaría mi vida en una pesadilla. La marihuana se volvió parte de mis fines de semana, una costumbre que pronto se hizo necesaria para disfrutar cualquier situación. Sin darme cuenta, mi rendimiento académico se desplomó, y pasé de ser un estudiante con excelentes calificaciones a uno apenas regular. Mis padres se preocuparon, pero yo minimizaba lo que pasaba, siempre encontrando excusas.

El golpe final llegó cuando probé la cocaína. Al inicio fue esporádico, algo “sólo para una fiesta”, pero poco a poco se volvió parte de mí. Pasé la preparatoria apenas con un promedio de 8, pero mis prioridades ya habían cambiado: las fiestas, las drogas y el alcohol se habían apoderado de mi tiempo y de mi mente.

Al entrar a la universidad, todo empeoró. Dejé de ir a clases, los fines de semana empezaban desde el jueves y terminaban el lunes. Tomaba en exceso, gastaba dinero que no tenía, buscaba llenar un vacío con fiestas, viajes, amigos y sustancias. La cocaína era mi compañera constante y mis padres empezaron a preocuparse al ver cómo me perdía lentamente. Dejé la universidad y me refugié en el negocio familiar, pero no porque me importara ayudar, sino porque necesitaba más dinero para consumir.

El destino pareció dar un vuelco cuando mi padre enfermó. Ese suceso me hizo reaccionar momentáneamente. Dejé el alcohol y la cocaína, me enfoqué en apoyarlo y en trabajar, pero mi consumo de marihuana aumentó drásticamente. Era lo único que creía que me mantenía “firme”. Intenté emprender un negocio propio, pero cuando mi padre falleció, el dolor fue insoportable. Me refugié aún más en mi madre, pero poco tiempo después también la perdí.

Quedarme solo fue el golpe más duro que he recibido. Todo mi mundo se vino abajo. El dolor me llevó al extremo: consumía cocaína y alcohol todos los días, deseando morir. No había salida; mi vida se volvió un caos absoluto. Mi cuerpo comenzó a resentir los estragos de tanto consumo: mi salud se deterioraba, sufría de constantes agruras, insomnio y fatiga extrema. Perdí relaciones, amigos, oportunidades y negocios. Llegué al punto de mezclar cocaína con marihuana, quedando desorientado y sumido en una oscuridad que parecía no tener fin.

Había momentos en los que lloraba mientras consumía porque, dentro de mí, sabía que necesitaba ayuda. Estaba al borde de la muerte. Ya no podía más. Fue entonces cuando tomé la decisión más importante de mi vida: le pedí ayuda a mi hermana mayor. Con valentía, ella buscó un lugar que pudiera realmente salvarme y, gracias a Dios, encontramos Narconon Navojoa.

No importaba que estuviera a una hora de distancia; necesitaba ayuda y la necesitaba de inmediato. Desde el primer momento en que ingresé al programa, algo dentro de mí comenzó a cambiar. Dormí como nunca lo había hecho en años y sentí paz por primera vez en mucho tiempo. Los especialistas me ayudaron a controlar mi ansiedad y me guiaron en la etapa de la Retirada, donde pude comenzar a avanzar en lugar de seguir cayendo. Sentí esperanza por primera vez en mucho tiempo.

La desintoxicación fue un reto. Hubo momentos muy difíciles, pensamientos negativos y ganas de abandonar todo, pero siempre recibí el apoyo necesario para continuar. Recuerdo con gratitud las pláticas del Director José Inés, que me hicieron reflexionar y entender muchas cosas de mi vida. El proceso en el sauna, las vitaminas y el calor me ayudaron a limpiar mi cuerpo, pero también alegró mi espíritu. Cantaba con mis compañeros, reía y volvió a nacer la esperanza dentro de mí.

Cuando entré a la Academia, también trabajé en mi mente y en mi interior. Dejé atrás el dolor del pasado, trabajé con mi ética, mi honestidad y mi paciencia. Logré identificar las malas decisiones y las áreas en las que había causado daño, y pude liberarme emocionalmente al tomar responsabilidad y encontrar las guías para repararlas. Aprendí también a rodearme de personas que realmente aportan algo positivo a mi vida y a alejarme de aquellos que me llevaron al abismo.

Hoy, me siento un hombre nuevo, liberado y lleno de vida. Estoy eternamente agradecido con todo el equipo de Narconon Navojoa por su paciencia, su apoyo y su compromiso inquebrantable. Gracias a ustedes, hoy puedo decir que recuperé mi vida. A mi familia también les debo mi gratitud por nunca soltarme la mano.

Si tú que estás leyendo esto te encuentras en un lugar oscuro, te quiero decir algo: sí se puede salir adelante. No estás solo y la ayuda existe. Yo soy prueba de que, con valor, compromiso y apoyo, se puede recuperar la vida, los sueños y la esperanza. Gracias, Narconon Navojoa, por darme una segunda oportunidad para vivir.

Jose, Graduado de Narconon Navojoa


AUTOR

Alfonso Rodriguez

Secretario al Público Narconon Sonora

NARCONON NAVOJOA

EDUCACIÓN Y REHABILITACIÓN DE DROGAS