El valor de ayudar para conseguir libertad

Feliz hombre
(Foto de AscentXmedia/iStockPhoto.com)
 

Nací en una comunidad rural del Estado de Sonora, fui el menor de siete hermanos y crecí rodeado de su protección y de la de mis padres. Tuve una niñez muy fresca en el campo, iba a la escuela, pastoreaba animales de granja y en general todo transcurría bien. Gracias a mi familia terminé una carrera universitaria.

Los usos y costumbres de mi pueblo con respecto al consumo de alcohol y tabaco son muy laxos, sobre todo en la población masculina. Con tan solo 10 años comencé a fumar, me llamaba la atención que todos mis compañeros de pastoreo lo hacían y hasta nos cooperábamos para comprar cigarros. A los 15 años comencé a fumar marihuana y a pesar de que me hacía sentir torpe, no la dejé.

Para socializar y ser aceptado en el grupo de la preparatoria, comencé a beber alcohol de manera regular y de forma ocasional cocaína. Pronto noté que me emborrachaba fácilmente y mi comportamiento comenzó a ser inestable, confiaba que estaba entre amigos, sin embargo, un día descubrí que sin mi consentimiento le ponían pastillas psicotrópicas a mi bebida. Lo que me asombra es que los jóvenes no saben lo letal que puede ser la combinación de alcohol, marihuana, cocaína y psicotrópicos.

De esta manera transcurrió el tiempo y entré a la universidad, cuando terminé mi carrea conocí el mismo infierno porque a los 25 años me enganché con el cristal. Esta droga es tan potente que hizo que dejara todas las demás, fue cuando comenzó la espiral descendente al llegar un momento en que sólo vivía para conseguir una dosis adicional.

En un inicio el cristal me proporcionó un bienestar porque me dio energía para trabajar más, era capaz de pasar mucho tiempo sin dormir ni comer. Sin embargo, esta droga pasa la factura de manera muy rápida, por lo que mi desempeño laboral comenzó a descender hasta quedarme sin empleo.

Con el cristal acabé con todo, físicamente estaba muy deteriorado con un peso muy por debajo de lo saludable. Comencé a hacer cosas que jamás hubiera podido imaginar como robar y estafar a la gente que confiaba en mí, en el pueblo me tenían miedo y notaba su rechazo. Mi familia se daba cuenta de la situación y constantemente me decían que debía de parar y recibir un tratamiento de rehabilitación, mismo que rechazaba porque creía que estaban en mi contra y que yo controlaba lo que consumía.

Entré en una depresión profunda, me sentía completamente derrotado con la sensación de que mi vida pronto terminaría con el consumo. Creía que nadie me podría ayudar a salir del hoyo en el que me encontraba y dejé de luchar, además de que ya había pasado por un centro de rehabilitación sin haber tenido éxito.

Mi familia nunca dejó de insistir en que debía recibir otro tipo de rehabilitación, por lo que constantemente buscaban la mejor opción para hacerlo. Gracias a este acto un día mi hermana me platicó sobre Narconon Navojoa. Al escuchar de que se trataba de un Programa diferente y notar mi estado tan deplorable, accedí a conocer el Centro. Gracias al buen trato que recibí al recorrer sus instalaciones y a la sensación de armonía que me inspiró el lugar, accedí quedarme para hacer el Programa.

“Aquel 25 de febrero de 2013 fue una doble celebración, recibí el mejor regalo de cumpleaños al comenzar con el Programa de Narconon para obtener una vida libre de las adicciones a las drogas y al alcohol”.

El primer reto que enfrenté fue la Retirada Libre de Drogas, en Narconon no utilizan ningún tipo de medicamento para paliar los síntomas de la abstinencia y pensé que eso sería un problema muy grande. Afortunadamente siempre estuvo acompañándome un staff quien me explicó que no usar drogas para el dolor era parte del proceso, en lugar de fármacos me dieron muchas vitaminas y minerales que ayudaron a mi cuerpo a combatir lo que estaba sintiendo. Asimismo, me dieron diversas técnicas que me ayudaron a pasar de la mejor manera estas molestias.

Debo confesar que durante el tiempo que duró esta primer etapa, pensé en abandonar el Programa. No obstante, llegaba a mi mente todo el infierno del cual acababa de salir y ese hecho me motivó para seguir adelante.

El siguiente paso fue la Desintoxicación de la Nueva Vida, se trata de una combinación de ejercicio, sudado en calor seco de sauna y un régimen nutricional. Durante esta etapa tuve muchas ganancias, comencé a sentirme muy bien tanto física como mentalmente, incluso mi bienestar se parecía a cuando yo aún no consumía drogas. Una de las cosas que más observé es que antes de comenzar con el proceso, mi piel lucía muy reseca y opaca, al concluir tenía un aspecto radiante. Cuando eran los días de visita mi familia notaba el cambio y me decían que me veía muy bien.

La tercera etapa fueron Los Objetivos, se trata de una serie de ejercicios que ayudan a la persona a dirigir su atención al entorno presente e inmediato. Estos procesos los hice en conjunto con otro compañero, situación que hizo que se duplicaran las ganancias porque al ayudar a otra persona a salir de su abismo, yo mismo me ayudaba con eso. Gracias a los objetivos obtuve mayor empatía por las personas, aprendí a comunicarme de una mejor manera y me gustó estar en tiempo presente porque me di cuenta de que estando así se evitan muchos problemas.

La última etapa fueron los cursos de Destrezas para la Vida, con los cuales, desarrollé muchas habilidades que hasta la fecha utilizo para lidiar mis batallas diarias. Hice un ejercicio que me ayudó a confrontarme conmigo mismo al escribir todas las acciones dañinas que hice durante el tiempo de consumo, de esta forma, pude ofrecer disculpas a mis seres queridos para poder resarcir los daños que causé. También me pude dar cuenta de las personas que buscaban para mi un crecimiento, por lo tanto, me pude desconectar de aquellas que solo traían problemas a mi vida.

Cuando terminé el Programa me sentí muy orgulloso por lo que había logrado y cada cumpleaños celebro el comienzo de una nueva vida. A nueve años de haber concluido, me dedico a ayudar a distintas personas que están recuperado su libertad dentro de un Centro de Reinserción Social para que tengan una mejor calidad de vida.

Me siento satisfecho por lo que he logrado porque hoy soy padre de familia y el pilar de mi casa a lado de mi esposa. Siempre estaré agradecido con mi familia por haberme llevado al mejor centro de rehabilitación de drogas y alcohol.

C.C.S., Graduado de Narconon Navojoa


AUTOR
A

Narconon Consultant

NARCONON NAVOJOA

EDUCACIÓN Y REHABILITACIÓN DE DROGAS